Van Gogh
Al fondo del cuadro con girasoles, descansa Van Gogh. Si te fijas bien, lo podrás ver sentado y tranquilo, ya peinando largas canas y con el cuero arrugado. Se sostiene de un bastón, mismo que ahora descansa en su regazo.La mirada de Van Gogh sigue siendo fuerte, perdida y disatante ya, pero fuerte. Te obliga a tratar de imaginar en qué puede estar pensando. Inocentemente, pensarás que no tiene otra cosa en que pensar más que en girasoles, pero te equivocas. Van Gogh va más allá, y en realidad, no eres tú el que lo observa, sino él el que te obsrva a ti.